
Los recientes cambios en la política migratoria de Estados Unidos han generado un profundo impacto en miles de personas en movilidad. Medidas más restrictivas, discursos de criminalización y el cierre de caminos seguros para quienes buscan protección han aumentado la incertidumbre y el temor en quienes huyen de la violencia, la pobreza y la falta de oportunidades en sus países de origen.
Desde La 72, observamos con preocupación cómo estas decisiones afectan a quienes ya enfrentan un camino lleno de riesgos. La migración no es una elección fácil, sino una necesidad para quienes buscan salvar sus vidas, reunirse con sus familias o construir un futuro con dignidad.
Ante este panorama, reafirmamos nuestro compromiso: seguiremos acompañando, protegiendo y asistiendo a quienes transitan por México en busca de un nuevo comienzo. Nuestra labor no se detendrá por decisiones políticas, porque el derecho a migrar es un derecho humano y la solidaridad no tiene fronteras.
Cada día recibimos en nuestro albergue a personas con historias marcadas por el dolor y la esperanza. Madres que huyen con sus hijos para protegerlos de la violencia, jóvenes que buscan oportunidades que no existen en sus países, familias enteras que han caminado miles de kilómetros con la esperanza de encontrar seguridad. Estas no son solo cifras ni discursos; son vidas que merecen respeto, protección y oportunidades.
Sabemos que el contexto internacional es complejo, pero también sabemos que la verdadera transformación comienza con la empatía y el compromiso de cada uno de nosotros. No podemos ser indiferentes al sufrimiento de quienes lo han perdido todo.
Por eso, desde La 72, hacemos un llamado a la sociedad civil, a las comunidades y a todas las personas de buen corazón: sigamos construyendo puentes en lugar de muros. Sigamos defendiendo la dignidad y los derechos de quienes migran, porque en un mundo cada vez más dividido, la solidaridad sigue siendo nuestra mejor respuesta.
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